21 ene 2009

UN POCO DE HISTORIA


Fue a principios de los 80 cuando tuve mi primera embarcación, una lancha de 5 metros de eslora, de fibra de vidrio con la que empecé a hacer mis primeras salidas en las que pronto me aficioné a la pesca de la lubina a la cacea, posteriormente compré una lancha mayor de casi 9 metros, con la que hice mis primeras salidas al bonito, eran otros tiempos, no existían los GPS y a pesar que los medios de navegación eran muy rudimentarios ya salíamos a practicar pesca de altura a 30 o 40 millas de la costa. Algunas veces nos quedábamos a dormir en alta mar para pescar también al día siguiente con unas correderas cercanas a las 200 millas por aguas del Cachucho, Los Agudos, etc., desde Luarca a San Vicente de la Barquera.
En aquella época éramos solamente 3 o 4 lanchas las que salíamos desde Gijón al bonito, lo hacíamos en un ambiente de gran cordialidad y compañerismo. La verdad es que en estos tiempos de masificación aquellas formas se echan de menos.

No quisiera dejar de nombrar a dos personas de aquella época, por desgracia ya fallecidas, que de una manera u otra influyeron en mi forma de entender el mar, la pesca y la navegación. Les tengo muy presentes y es raro el día que no les recuerde.

En primer lugar a "Luis Mártinez Hevia", gijonés afincado en Madrid que pasaba sus meses de verano en Gijón y que con su lancha Bertram 28 "La Rociera", tuvimos inolvidables jornadas de pesca al bonito, unas veces yo le acompañaba en su lancha y otras hacíamos equipo con la mía la "San Nicolás".
La navegación por la "estima" necesaria en aquellos tiempos era la forma de no perderse y en este sentido era muy meticuloso, yo le ayudaba en los apuntes con gran entusiasmo, era todo un caballero.

También quiero recordar a "Ramón", recientemente fallecido, era un patrón de pesca profesional de La Arena, vecino de Gijón, que después de jubilado siguió con su pasión por el mar con todos nosotros en el puerto deportivo de Gijón.
Fue un maestro del que aprendí muchísimas cosas, tenerlo a bordo siempre era una garantía y sus comentarios sobre anécdotas de su vida en el mar eran un lujo. Le echo mucho de menos.

Al principio de este comentario dejo unas fotos de aquella época ya lejana.